Si algo parece claro a estas alturas es que las redes sociales juegan un papel importantísimo y creciente en la vida de cada vez más personas, acostumbradas ya a relacionarse y conseguir información a través de ellas. Si en la base del fundraising está la relación que hemos ido creando entre nuestra entidad u organización y nuestro público (socios, amigos, colaboradores…), resulta evidente que una buena estrategia de fundraising no puede dejar de lado este nuevo y potente instrumento de relación.
Hasta aquí todos de acuerdo; de hecho cada vez son más las organizaciones que están presentes en redes sociales. Sin embargo les invito a que aprovechen estos días de asueto para reflexionar desde el punto de visto de quien recibe nuestros mensajes. Siempre resulta enriquecedor.
Si hacen este ejercicio (y todos somos emisores y receptores de mensajes) se darán cuenta de que la gestión de las redes sociales por parte de muchas organizaciones es francamente mejorable. Se trata de estar, sí, pero de estar bien. Hay muchas maneras de estar mal; vamos a enumerar algunas:
- Lanzar información banal que sólo hace ruido y molesta sin aportar nada.
- Es aconsejable repetir un mensaje, no se puede dar por sentado que todo el mundo se ha enterado a la primera… pero todo tiene un límite. Repetir algo por enésima vez no convence más, sino que acaba por hastiar. Si hemos de repetir un mensaje, hagamos un pequeño esfuerzo para presentarlo de modo diferente.
- Informar tarde, con poco tiempo de reacción, o incluso a toro pasado de una actividad o convocatoria.
- No dosificar la información: de pronto recibimos cinco mensajes en un día para no volver a tener noticias en tres semanas.
Seguro que todos hemos experimentado estas y otras prácticas por el estilo. Si en vez de pensar siempre como emisores nos pusiéramos de vez en cuando el gorro de receptores a buen seguro mejoraríamos considerablemente nuestra comunicación.
